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Todo cusqueño el letrado y el no letrado, conoce el origen de la Fe en la Venerada Imagen del taytacha Señor de los Temblores; ningún cusqueño. Se encuentra exento de esta referencia de fe y devoción al Patrón Jurado del Cusco. Todo el pueblo cusqueño recuerda el Domingo de Ramos de 1650 (aproximadamente a eso de las 2:00 p.m. el Cusco vivió uno de sus mas temibles y prolongados movimiento telúrico de su historia). El terremoto no solo despertó a la naturaleza dormida. Volcanes y valles, montañas y quebradas sino también a los feligreses cusqueños.
Los Temblores se sucedían periódicamente cada hora, el pueblo salió a las calles entre gritos de temor y desesperación, las matronas, en señal de dolor, destrozaban sus cabellos, algunos hombres entre aves y pesares buscaban reconciliación con el projimo. |
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Todos salían, nadie estaba seguro en su casa. Antonio Robles médico de su majestad afirma: “en los diez meses que estos duraron hasta el 31 de enero de 1651, se pudo contar cuidadosamente hasta 832 movimientos, entre diurno y nocturnos”.
Todo este movimiento de la naturaleza se apaciguó gracias a la fe del pueblo cusqueño en el Cristo moreno de la Ciudad. Tres días estuvo en la puerta de la Catedral, mientras los fieles rezaban al Señor y él amainaba los movimientos.
Hoy vivimos en nuestra patria en otro tipo de movimientos: político, social, económico y religioso que en lugar de moverse para bien de todos, está cada vez mas deteriorando la fe de todos los peruanos. Nuestra patria vive una de sus mas grandes crisis morales, lo que repercute en la vida social, política y religiosa de nuestra nación. |
Necesitamos volver a mirar el “Rostro” del Señor de los Temblores para que cambie el corazón de todos los hombres. Necesitamos pedirle con la misma fe de nuestros antepasados, para que cese todo este movimiento de inmoralidad, vergüenza, injusticia, desconfianza e incertidumbre. Para los hombres de fe sabemos que solo Dios Padre, por medio de Jesucristo, conocido entre nosotros como el Taytacha de los Temblores y con la fuerza del Espíritu Santo, puede transformar La vida personal de cada uno. No existe la nación en concreto solo existe hombres, peruanos singulares, como tú que necesitamos de la fuerza del Espíritu Santo para transformar nuestra vida, para vivir una moralidad sana, una justicia social en bien de los pobres y una firme puesta en el Señor: Pidamos en este año a Nuestro Patrón Jurado del Cusco su bendición y que él transforme nuestras vidas y nuestra Patria hacia un bien mejor.
Que el Señor de la Vida les bendiga a todos.
Rvdo. Padre Ciro Quispe López |
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